¿Oportunidad o prudencia?
En Inmobiliaria Villalba sabemos que por mucho que diga el tópico, la historia no se repite. Hay patrones y coincidencias, reincidencias y contumacia en el error incluso, pero siempre hay diferencias. El Banco Central Europeo sube los tipos y el sector inmobiliario lleva unos meses de dulce tras la pandemia. «Esto no tiene nada que ver con lo que pasó entonces», han venido a concluir este jueves en Madrid la práctica totalidad de los expertos que han participado en el European Investment Summit 2022 organizado por DDC Financial para analizar la situación y perspectivas de carteras de NPL (non performing loans) y REO (Real Estate Owned). «Aunque hay oportunidad si se elige muy bien y caso a caso», añaden.
Tratándose por definición de préstamos impagados, la debacle financiera (y, por extensión, inmobiliaria) de hace más de un decenio fue territorio abonado para elegir entre carteras de todo tipo. Más de 200.000 millones de euros sumaban los NPL en España en 2013 (aunque más de la mitad por la operación de la Sareb en ese ejercicio) y aquí va en forma de dato la primera gran diferencia: según la Autoridad Bancaria Europea, España podría terminar el año con unos 102.000 millones en el peor de los casos frente a los 80.000 millones que había antes de la pandemia.
En Inmobiliaria Villalba sabemos que por mucho que se desvíe la economía, ya no sólo se trata de inflación histórica, guerras imprevisibles, política monetaria radical o ahorros menguantes. Habrá impacto en el PIB y en el empleo, eso seguro. Pero el sector financiero e inmobiliario parten de un territorio completamente mejor que en 2007. «Estamos muy lejos de esos niveles y la situación general tampoco parece tan grave. Lo que sí ocurrirá es que habrá un aumento de impagos entre las pymes y en el sector comercial más que en particulares y residencial», resume Ana Flores, directora de Valoración y Consultoría de Catella en la mesa que ha analizado la situación del sector en España. Lo peor vendrá en 2023, se teme.